jueves, 27 de junio de 2013

¿Cortes de presupuesto en Washington implican derrota de Estados Unidos en Siria?


¿Cómo interpretar las contradictorias declaraciones de John Kerry sobre Siria? 

Lo que se decía hasta el momento era que el secretario de Estado estaba negociando oficialmente con el gobierno ruso para restablecer la paz n Siria, mientras que organizaba en secreto la guerra con el concurso de sus aliados. 

Como buen hombre de negocios yanqui, el señor Kerry venía jugando un doble juego, cosa que su homólogo ruso no se da el lujo de hacer.

Pero la situación en el terreno ha cambiado significativamente desde que el actual secretario de Estado asumió sus funciones, el 1º de febrero de 2013. En este momento, el Ejército Árabe Sirio ha liberado la costa y está recuperando el norte de su país, específicamente las regiones de Alepo e Idlib. Se impone, por lo tanto, una conclusión: la continuación de la ofensiva siria sólo puede saldarse con la derrota de Washington y de sus aliados.

La actual situación trae a la memoria la fracasada campaña presidencial de John Kerry –en 2004– cuando este fue acusado de «profunda indecisión» (en inglés, flip-flopping).

En esas condiciones, los halcones del Partido Demócrata –encabezados por el presidente de la subcomisión del Senado a cargo del Medio Oriente, Bob Casey– han emprendido una campaña a favor de la guerra. Estos personajes expresan su inquietud ante el hecho que el jefe del Estado Mayor, el general Martin Dempsey, se haya negado el 12 de junio a bombardear Siria, negativa que precedió a la simple reacción verbal de Estados Unidos a la acusación de uso de armas químicas –el 13 de junio– presentada contra «el régimen» sirio.

El secretario de Estado organizó la semana pasada una reunión a puertas cerradas con los parlamentarios estadounidenses que tienen que ver con el tema sirio para ofrecerles detalles sobre la implicación secreta de Estados Unidos en el conflicto.

Al parecer esa reunión nada aclaró en cuanto al apoyo militar efectivo de Estados Unidos a los «rebeldes». Y el posterior fracaso de la conferencia de los «Amigos de Siria» en Doha ha venido a empeorar la imagen de amateurismo.

El observador se queda con la impresión de que Washington había apostado por una posible intervención militar clásica si aparecían complicaciones en el terreno pero que ahora se ve imposibilitado de mostrar músculo cuando necesitaría hacerlo, por falta de capacidad militar en el plano operacional.

Todo ello conduce a la siguiente pregunta: ¿Significan los cortes presupuestarios en Washington que Estados Unidos está derrotado en Siria?

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