jueves, 11 de julio de 2013

Las cosas importantes que se juega Rajoy con su silencio

Los ministros salieron ayer en concertada defensa del honor de Mariano Rajoy. No hacía falta. Es fácil elegir entre la palabra del presidente del Gobierno y la de un mentiroso acreditado. 

Hablamos de los sobresueldos en negro presuntamente entregados al presidente cuando era ministro de Aznar. 

Pero no viene a cuento remitirse a su decencia personal si hablamos de la financiación ilegal del PP, como filón inexplorado de todos los delitos propios de la corrupción política, que es la segunda gran preocupación de los españoles.

Y es de lo que toca hablar, de la presunta financiación ilegal del partido en el poder, con la trama Gürtel al fondo, y del grado de colaboración o consentimiento que sus responsables políticos han venido prestando a lo largo de estos últimos veinte años. Que el trabajo sucio lo hiciera el tesorero, y que además metiera la mano en la caja para redondear su patrimonio particular, no exime de responsabilidad a los dirigentes. La tesorería es una sección del organigrama. No vale decir que las salchichas estaban buenas aunque nunca entré en la cocina a ver cómo se hacían.

“De vez en cuando conviene hablar de cosas importantes”, dijo Rajoy en Zaragoza. Importante es la documentada sospecha de que el PP se financió cobrando comisiones por contratos adjudicados por administraciones que gobernaba, al menos durante el reinado de Aznar“De vez en cuando conviene hablar de cosas importantes”, dijo ayer el presidente en Zaragoza. Importante es la documentada sospecha de que el PP se financió cobrando comisiones a cambio de contratos adjudicados por administraciones gobernadas por el partido, al menos durante el reinado de Aznar (1990-2004).

Tan importante como la espantada de los partidos políticos que ayer abandonaron la elaboración conjunta de una futura ley de transparencia porque el partido en el poder no predica con el ejemplo. E importantísima es la incómoda sensación, aunque en buena parte sea por engorde artificial, de tener un presidente del Gobierno en manos de un sinvergüenza.

“De uno, no, de dos”, ha gritado alguien en Moncloa. Vale, de dos, a los que no se quiere hacer el juego. Es la base argumental sobre la que se apoya la negativa del presidente a explicarse políticamente en el Parlamento, como le están exigiendo el PSOE y otros. Serviría para cerrar muchas bocas y aliviar la presión sobre el Gobierno, sin perjuicio de que el proceso indagatorio continuase en el ámbito judicial. Sin embargo, en la Diputación Permanente convocada para hoy, según me cuentan, el PP no apoyará esa comparecencia.

Entiendo el razonamiento. Se trata de no convertir el Parlamento en caja de resonancia para la estrategia de un enredador y un presunto delincuente, dicen. Pero eso se arreglaría jugando con las fechas, a fin de que no pareciese una sesión convocada por Bárcenas y cía, por ejemplo. Más dañino es el persistente silencio oficial respecto a cuestiones que afectan al corazón del sistema democrático y el prestigio de España en el mundo. Básicamente, la existencia de una trama de corrupción Gürtel-Bárcenas que, según todos los indicios, ha financiado de forma ilegal al partido en el poder.




Pérez-Reverte: "El presidente se esconde como una rata y sus sicarios son corruptos"

Interrumpe sus vacaciones para debatir en Twitter, tras días "sin periódicos, ni radio, ni tele, ni nada"

El escritor incluye en su ácida crítica a "la presunta oposición"

Los socialistas tuvieron tiempo para hacernos federales, nitarios, republicanos o lo que fuera. Hasta para hacernos decentes. Y nos hicieron una piltrafa


El escritor Arturo Pérez-Reverte tiene una especie de 'idilio' con Twitter los domingos en la tarde y este 7 de julio de 2013, no ha sido una excepción.

La diferencia es que en esta ocasión no lo hace desde una mesa del bar de Lola, sino desde la costa o quizá desde la cubierta de su barco, porque da a entender que ha interrumpido por unos momentos sus vacaciones para saludar a su parroquia tuitera.

Pérez-Reverte, que antes de convertirse en el novelista español de más exito y entrar en en la Academia de la Lengua, ejerció muchos años de reportero audaz, reflexiona y debate esta vez sobre uno de sus temas favoritos: los políticos españoles.

En una intervención más concisa de las que acostumbra a realizar, Reverte confiesallevar "días sin periódicos, ni radio, ni tele, ni nada", en una terapia vacacional que califica de "purga mental, de salud, higiénica".

"Miro noticias en el ordenata. Un presidente que se esconde como una rata y sicarios triunfalistas, corruptos y expoliadores. Nada nuevo".

Reverte incluye en ácida crítica a "la presunta oposición":


"Convertida ahora a un federalismo que ni estudió, ni conoce, ni comprende, ni desea. Todo para seguir pedaleando".

"Tuvieron tiempo para hacernos federales, nitarios, republicanos o lo que fuera. Hasta para hacernos decentes. Y nos hicieron una piltrafa. Y estos de ahora lo están rematando en todos los sentidos. Hasta en el único analgésico: palabra Cultura, que tanto ignoran y desprecian".





El 83% de los españoles cree que los partidos políticos son la institución más corrompida, seguidos por el Congreso de los Diputados (67%) y el sector privado (43%), según una encuesta de la ONG alemana Transparencia Internacional (TI) difundida hoy.

Los encuestados reparten las culpas de esta situación entre distintas instituciones, pero a su juicio los principales responsables son los partidos políticos y el gobierno. El octavo Barómetro Global de la Corrupción de TI apunta que para los españoles, en una escala del uno al cinco -de "no es un problema en absoluto" a "es un problema muy serio"- la corrupción se dispara hasta el 4,5%.

En comparación con los datos españoles, el 53% de los 114.000 encuestados en 107 países cree que la corrupción ha empeorado en los últimos dos años y la calificación media del problema que supone esta lacra a nivel mundial se sitúa en el 4,1%.

"En España, día tras día, se ven en las noticias los casos de corrupción", asegura Alejandro Salas, uno de los responsables de TI, que tilda la mayoría de los asuntos destapados de "grandes escándalos".

De hecho, el 66% de los españoles considera que la corrupción ha empeorado en los últimos dos años, mientras que un 29% cree que la situación no ha variado. Un 66% cree asimismo que el Gobierno actúa "en gran medida" o "totalmente" guiado por los intereses de grupos de presión y grandes empresas y un 72 % tilda al Ejecutivo de "ineficaz" frente a la corrupción.

Salas, que apunta que los españoles tienen "conciencia" de gran corrupción "en niveles más altos" y no tanto en su día a día, intuye en los resultados una especial sensibilidad social derivada de la crisis. "En España, con el fuerte desempleo y la crisis, se habla más de la corrupción. Antes esto no era un tema porque no se relacionaban los problemas personales con el dinero que se estaba desperdiciando", argumenta Salas.

El desaliento es generalizado, según la encuesta, y el 71% señala que no denunciaría un caso de corrupción, ya que, según un 72%, reportar estos delitos económicos "no sirve para nada". Sin embargo, seis de cada diez encuestados confían en que la gente ordinaria tiene poder para cambiar el estado de la cuestión, mientras que el 40% restante cree que no está en sus manos.

El 84% de los interrogados agrega que estaría dispuesto a actuar contra la corrupción: desde el 80% que se muestra dispuesto a firmar una petición al gobierno, al 64% favorable a manifestarse, pasando por el 54 % que denunciaría a través de las redes sociales.

En resumen, los políticos deben tomar medidas para recuperar la confianza. El Barómetro Global de la Corrupción 2013 muestra que existe una crisis de confianza en la política y serias dudas respecto de la capacidad de las instituciones responsables de llevar a quienes delinquen ante la justicia.

En 51 países de todo el mundo, se considera a los partidos políticos como la institución más corrupta. El 55% de los encuestados creen que el gobierno responde a intereses particulares.

En todo el mundo, las personas creen que las medidas tomadas por sus líderes para poner freno a la corrupción son peores que antes de que se iniciara la crisis financiera de 2008, cuando el 31% consideraba que las acciones de sus gobiernos para combatir este fenómeno eran efectivas. Este año, esa proporción se redujo al 22%.

"Los gobiernos deben asegurarse de que haya instituciones sólidas, independientes y con recursos suficientes para prevenir y remediar la corrupción. Cuando el flagelo de la corrupción erosiona a estas instituciones centrales y servicios básicos, demasiadas personas sufren las consecuencias", observó Huguette Labelle, Presidenta de Transparency International.

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