martes, 4 de marzo de 2014

Descubren pruebas de agua en un meteorito, reavivando el debate sobre la vida en Marte

Un equipo de científicos del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston y del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory) de Pasadena, California, han encontrado pruebas de movimientos de agua en el pasado a lo largo de un meteorito marciano, reavivando el debate en la comunidad científica sobre la vida en Marte.

En 1996, un grupo de científicos del Centro Espacial Johnson dirigido por David McKay, Everett Gibson y Kathie Thomas-Keprta, publicó un artículo en la revista Science anunciando el descubrimiento de pruebas biogénicas en el meteorito Allan Hills 84001 (ALH84001). En este nuevo estudio, Gibson y sus colegas se centraron en las estructuras profundas del interior de un meteorito marciano de 13,7 kg conocido como Yamato 000593 (Y000593).

El equipo informa que las diferentes estructuras recientemente descubiertas y las características de la composición en el interior del gran meteorito Yamato, sugieren que podrían haber tenido lugar procesos biológicos en Marte hace cientos de millones de años.

Los descubrimientos del equipo fueron publicados en el número de febrero de la revista Astrobiology. La autora principal, Lauren White, trabaja en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena. Los co-autores son Gibson, Thomas-Keprta, Simon Clemett y McKay, todos del Centro Espacial Johnson. McKay, que dirigió el equipo que estudió el meteorito ALH84001, murió hace un año.

“Mientras las misiones robotizadas a Marte continúan arrojando luz sobre la historia del planeta, las únicas muestras de Marte disponibles para su estudio en la Tierra son los meteoritos marcianos”, dijo White. “En la Tierra, podemos utilizar multitud de técnicas de análisis para tener una visión más detallada de los meteoritos y aclarar la historia de Marte. Esas muestras ofrecen pistas sobre la pasada habitabilidad de este planeta. A medida que se van descubriendo meteoritos marcianos, se continúa la investigación centrada en el conjunto de esas muestras, que ofrecerán una percepción más en profundidad de las características autóctonas del antiguo Marte. Además, mientras esos estudios de meteoritos se comparen con las observaciones robotizadas que se hacen en la actualidad en Marte, los misterios del aparentemente más húmedo pasado del planeta se irán revelando”.

Los análisis han descubierto que la roca se formó hace unos 1.300 millones de años, debido al fluir de lava en Marte. Hace alrededor de 12 millones de años, aconteció un impacto en Marte por el que el meteorito salió despedido de la superficie del planeta. Éste viajó a través del espacio, hasta que cayó en la Antártida hace unos 50.000 años.

La roca se halló en el glaciar Yamato en la Antártida por la Expedición Japonesa para la Investigación Antártica en el año 2000. El meteorito se clasificó como nakhlita, un subgrupo de meteoritos marcianos. El material meteorítico marciano se distingue de otros meteoritos y materiales de la Tierra y la Luna por la presencia de átomos de oxígeno en el interior de los minerales de silicato y la existencia de gases atmosféricos marcianos atrapados en la composición.

El equipo descubrió dos conjuntos de características asociadas a la arcilla marciana. Encontraron estructuras tipo túnel y microtúnel que se abren paso a través de Yamato 000593. Los microtúneles observados dispuestos en formas curvas y onduladas, concuerdan con texturas de bioalteración observadas en cristales de basalto terrestres, previamente informados por los investigadores que estudian las interacciones de las bacterias con materiales basálticos en la Tierra.

El segundo conjunto de características consiste en esférulas de tamaños entre nanométricos y micrométricos que están atrapadas entre capas en el interior de la roca y son distintas del carbonato y de la subyacente capa de silicato. Anteriormente se habían visto características esféricas similares en el meteorito marciano Nakhla, que cayó en 1911 en Egipto. Las medidas de composición de las esférulas de Y000593 muestran que están significativamente enriquecidas en carbono en comparación con las capas de iddingsita que las rodean en sus inmediaciones.

Una notable observación es que estos dos conjuntos de características en Y000593, recuperado de la Antártida después de haber estado allí durante unos 50.000 años, son similares a las características encontradas en Nakhla, que fue recogido y observado muy poco después de su aterrizaje.

Los autores apuntan que no pueden excluir la posibilidad de que las regiones ricas en carbono en ambos conjuntos de caracerísticas pueden ser producto de mecanismos abióticos. Sin embargo, las similitudes en textura y composición a las características en muestras terrestres que han sido interpretadas como biogénicas, implican la intrigante posibilidad de que las características marcianas fueran formadas por actividad biótica.

“Las características únicas que aparecen en el interior del meteorito marciano Yamato 000593 son una prueba de alteraciones acuosas como las vistas en los minerales arcillosos y la presencia de materia carbonácea asociada a las fases de la arcilla muestran que Marte ha sido en el pasado un cuerpo muy activo”, dijo Gibson. “El planeta está revelando la presencia de un depósito de agua que puede también tener un componente significativo de carbono”.

“La naturaleza y la distribución del carbono en Marte es una de las principales metas del Programa de Exploración de Marte. Puesto que hemos encontrado carbono autóctono en varios meteoritos de Marte, no podemos exagerar la importancia de tener muestras marcianas disponibles para el estudio en laboratorios terrestres. Además, los pequeños tamaños de las características de los carbonáceos en el interior del meteorito Yamato 000593 presentan desafíos importantes para cualquier intento de análisis por técnicas remotas en Marte”, añadió Gibson.

“Esto no es un arma humeante”, dijo White, del Laboratorio de Propulsión a Chorro. “No podemos, bajo ningún concepto, eliminar la posibilidad de contaminación de cualquier meteorito, pero esas características son, sin embargo, interesantes y demuestran que deberían continuar unos estudios más a fondo de estos meteoritos”.

Fuente: JPL

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