martes, 1 de abril de 2014

Identifican una brújula que habría guiado a los vikingos tras el ocaso

EL OBJETO, ENCONTRADO EN 1943, HA SIDO PROFUNDAMENTE REESTUDIADO. 

Reducidos con frecuencia a saqueadores despiadados, los vikingos también eran impresionantes marineros capaces de atravesar el Atlántico Norte siguiendo una línea casi recta. 

Ahora, nuevas interpretaciones de una brújula medieval sugieren que estos ladrones marinos habrían usado el sol con gran habilidad para manejar la brújula incluso cuando el sol se había puesto bajo el horizonte.

Los restos de la supuesta brújula, conocida como el disco de Uunartoq, fueron encontrados en Groenlandia en 1948 en un convento del s. XI. A pesar de que algunos investigadores la consideraron en principio un simple objeto decorativo, otros investigadores han sugerido que el disco era una importante herramienta de navegación que los vikingos habrían usado en sus duras travesías de 2.500 kilómetros desde Noruega a Groenlandia.

A pesar de que sólo se conserva la mitad del disco de madera, se estima que tenía unos 7 centímetros de diámetro, con una pieza central actualmente perdida, que habría creado una sombra indicando una dirección cardinal.

Los investigadores de la Universidad Eötvös Loránd en Hungría han estudiado el fragmento en detalle. Han llegado a la conclusión de que a pesar de que el disco pudo funcionar de forma independiente, probablemente se usaba en conjunción con otras herramientas, que incluirían un par de cristales y una plancha de madera, para ayudar a la navegación cuando el sol estaba bajo en el cielo, o incluso por debajo del horizonte.

“Cuando el sol está bajo sobre el horizonte, incluso la sombra de un pequeño objeto puede caer fuera de la borda, y ese tipo de situaciones son frecuentes en los mares del norte,” dice el coautor del estudio Balázs Bernáth.

Bernáth y sus colegas piensan que, para ayudar a resolver el problema de las sombras largas, los vikingos habrían usado un objeto redondeado de baja altura en el centro de la brújula para crear una sombra más ancha y más corta que la que produciría la típica aguja de reloj de sol. Un amplio agujero en el centro del disco, interpretado previamente como el lugar para sujetar la aguja, habría servido como punto de sujeción para esta especie de gnomon central, como sugiere el equipo de investigación.

Los investigadores piensan que, para localizar el sol tras el ocaso, los vikingos podrían haber usado un par de cristales conocidos como piedras solares, que son piedras de calcita que producen patrones cuando son expuestas a la polarización de los rayos UV de la luz solar. Cuando los cristales se levantan hacia el cielo, la orientación de estos patrones en el interior de la piedra pueden ayudar a marcar la posición del sol por debajo del horizonte.

Una vez que los vikingos habían determinado la posición del sol ya oculto, podrían haber usado una tabla especialmente diseñada llamada palo de sombra para simular la sombra del gnomon basada en el ángulo en el que la alcanzaría el sol. La localización del borde exterior de esa sombra imaginaria podría usarse entonces para determinar su dirección cardinal.

Los investigadores llevaron a cabo pruebas de campo para estimar la posible precisión de la llamada brújula crepuscular, y averiguaron que habría funcionado con sólo 4 grados de error, lo que es más preciso que otras formas de navegación celeste y comparable a las modernas brújulas magnéticas de bolsillo, según Bernath.

“No la mejor, quizá, pero habría sido una ayuda realmente importante,” afirma Bernath.

El equipo ha estimado que la brújula crepuscular habría funcionado durante unos 50 minutos tras la puesta de sol durante la época del equinocio de primavera, cuando se piensa que los vikingos usaron esta brújula, en base a las marcas que tiene la madera.

Ni palos de sombra ni piedras solares han sido halladas en conjunto con el disco, pero la evidencia de ambos objetos existe en las fuentes escritas medievales, lo que sugiere que los vikingos habrían tenido acceso a ellos.

El equipo afirma que los hallazgos son el testimonio de la sofisticación de este grupo de población frecuentemente recordado como paganos.

“Eran saqueadores despiadados, pero no sólo saqueadores despiadados,” dice Bernarth. “Este instrumento es ciertamente destacable.”

Los detalles del estudio se han publicado el 25 de marzo en la revista Proceedings of the Royal Society A.

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