martes, 13 de mayo de 2014

La raza venidera, de Edward Bulwer Lytton ¿Ciencia–ficción pasada de moda o un libro para iniciados?

En 1871, se publicó una extraña novela titulada "The Coming Race". En ella el narrador es conducido por un ingeniero de minas a un mundo subterráneo poblado por una raza extraña. 

Ese pueblo posee un poder misterioso que le ha permitido vivir sin maquinas y sin todos los aspectos de la civilización moderna. Ese poder es el llamado Vril. 

A pesar del tiempo que paso, la novela todavía genera todo tipo de polémicas.

Empecemos con el autor 

El caballero Edward George Earle Lytton Bulwer-Lytton, 1º Barón Lytton, nació en Londres el 25 de mayo de 1803. Su extraña colección de nombres y apellidos fue adquirida con el tiempo: de darse a conocer como Edward Bulwer pasó a Lytton Bulwer (Lytton era a la vez uno de sus nombres de bautismo y el apellido de soltera de su madre) y, ya nombrado caballero en 1837, en 1844, después de la muerte de su madre, se convirtió en Lytton Bulwer-Lytton. 

Además de tener muchos nombres, Lytton participó activamente en política y fue un escritor famoso en su tiempo. Sus obras eran éxito de venta. Sin embargo, luego de su muerte en 1873, la mayoría de sus libros quedaron en el olvido. 

Al parecer, Lord Lytton fue miembro de la Sociedad Rosacruz Inglesa, una sociedad secreta fundada en 1867 por Robert Wentworth Little. El dato tendría solo valor anecdótico si no fuera que varios de sus libros, por ejemplo “Zanoni”, de 1842, parecen haberse escrito bajo la influencia de las ideas que Lytton ya tenía por su anterior participación en otras sociedades rosacruces. 

Como acotación, un grupo de miembros de la Sociedad Rosacruz Inglesa creará en 1887 la Hermetic Order of the Golden Dawn in the Outer, u Orden Hermética del Dorado Amanecer en el Exterior, sociedad de la que fueron miembros, según se dice, Arthur Machen y Bram Stoker. 

De todas maneras, los intereses literarios de Lytton no se agotaron en el ocultismo. Escribió novelas históricas, románticas, de misterio y fue, probablemente sin proponérselo, uno de los pioneros de la ciencia ficción. 

Precisamente, en 1871, Lytton publicó una extraña novela titulada "The Coming Race". 
En español, fue editada como “La Raza Venidera” por Ediciones Abraxas, en el año 2000, en traducción de Jorge A. Sánchez. También se tradujo el titulo como “La Raza Futura” o “La Raza que nos suplantará”. En el 2004, Ediciones Jaguar sacó una edición en castellano, con el titulo “Vril, el Poder de la Raza Venidera”. 

En "The Coming Race", el narrador, un joven estadounidense común y corriente, es conducido por un ingeniero de minas a un mundo subterráneo poblado por una raza extraña. Ese pueblo, llamado Vril-Ya, posee un poder misterioso llamado Vril. 

¿De que cosas se entera el protagonista acerca de los Vril-ya y el Vril? 

Veamos lo que nos dice y lo que le dicen: 

* Sobre la historia de los Vril-ya: “Según las primitivas tradiciones, los progenitores más remotos de la raza habitaron en un mundo en la superficie de la tierra, sobre el mismo lugar que sus descendientes entonces habitaban.” (pag 51 [i]) 

“…la porción de la superficie habitada por los antepasados de esta raza sufrió inundaciones, no repentinas, sino graduales e incontrolables, en las que fueron sumergidos y perecieron todos, salvo un pequeño numero.” (pag. 51) 

“Un grupo de la desdichada raza, invadida por las aguas del Diluvio, huyendo de ellas se refugió en cavernas entre las más altas rocas y vagando por hondonadas cada vez más profundas perdieron de vista para siempre el mundo de la superficie.” (pag.52) 

“La palabra A-Vril era sinónimo de civilización y Vril-ya significaba “Las Naciones Civilizadas”, nombre común por el cual las comunidades que utilizaban tal agente se distinguían de las que estaban todavía en estado de barbarie”. (pag.55)

* Sobre el Vril y sus efectos: “…no existe palabra alguna en ningún idioma, de los que yo conozco, que sea un sinónimo exacto de la palabra vril…Aquella gente creía que en el vril habían alcanzado a la unidad de las energías naturales…” (pags. 45 y 46) 

“Puede destruir como el rayo; en cambio, aplicado diferentemente, puede restablecer y vigorizar la vida, curar y reservar…Por medio del mismo agente atraviesan las sustancias más sólidas y abren valles al cultivo…Del mismo extraen la luz que les proporcionan sus lámparas…” (pag. 54) 

“…la guerra entre los descubridores del Vril cesó, por la sencilla razón de que desarrollaron el arte de destrucción a tal grado de perfeccionamiento que anularon toda superioridad en numero, disciplina y estrategia militar. El fuego, concentrado en el hueco de una vara manejada por la mano de un niño, era capaz de abatir la más resistente fortaleza…Si un ejercito se enfrentaba con otro y ambos dominaban tal agente no podía ocurrir otra cosa que la aniquilación mutua.” (pag. 54) 

“…puesto que en la lucha un gran numero han de perecer, la naturaleza selecciona a los más aptos. En nuestra raza, aún antes del descubrimiento del vril, solo las más elevadas organizaciones fueron preservadas. Hay en nuestros antiguos libros una leyenda, que en su tiempo fue creída por todos, según la cual fuimos traídos de una región que parece ser el mundo del que usted viene, a fin de perfeccionar nuestra condición y alcanzar el más puro refinamiento de nuestra especie por medio de las terribles luchas que nuestros antepasados tuvieron que desarrollar y que, una vez que nuestra educación se haya completado, estamos destinados a volver al mundo de la superficie y suplantar a todas las razas inferiores que hoy lo pueblan”. (pag. 88) 

* Sobre el origen ario de los Vril-ya: “...mi convicción es que aquel pueblo, aunque originalmente de nuestra raza – y creo sinceramente, a juzgar por las raíces de su lenguaje, descendientes de los mismos antepasados de la gran familia aria de la cual, en corrientes diversificadas se ha desarrollado la civilización dominante en el mundo-...” (pag. 175). 

Un momento. ¿Todo eso les suena a temas conocidos?. Por ejemplo, ¿se les viene a la mente algo como esto?: 

* La Tierra Hueca 
* Atlántida y/o Thule 
* Darwinismo social 
*La Raza Aria 
* La Raza Superior 
* Los Nazis 

Bueno, les comento que hacen bien en pensar en estas cosas, porque muchos las pensaron antes que ustedes. 

De hecho, a Lytton se lo recuerda mucho más en los círculos esotéricos que entre los amantes de la ciencia ficción. 
Por ejemplo, el Vril fue una palabra destinada a perdurar en el tiempo. En Alemania, en medio de la proliferación de grupos ocultistas que encontramos al final del siglo diecinueve, hallamos una "Sociedad Vril", dedicada al dominio de ese poder. Su símbolo era la esvástica o cruz gamada, el mismo que años después usarían los nazis. 

La Sociedad Vril fue originalmente conocida como Logia Luminosa o Hermanos de la Luz. 

Los miembros de la Sociedad Vril pensaban que la novela de Lytton era más que ficción. Según ellos, encerraba ciertas verdades ocultas que solo eran visibles para los iniciados. 

La Sociedad Vril creía que bajo la tierra existe un reino subterráneo llamado Agartha o Agarthi. Allí vive una raza superior, esperando el momento de subir a la superficie y someter a la raza humana. Esos habitantes de las zonas interiores poseen el Vril. Entrar en contacto con ellos implica la posibilidad de lograr una alianza estratégica, como se diría ahora, muy importante. [ii] 

Para esta Sociedad, "El Vril es la enorme energía de la cual sólo utilizamos una ínfima parte en la vida ordinaria, el nervio de nuestra divinidad posible. El que llega a ser dueño de un vril se convierte en dueño de sí mismo, de los demás y del mundo.{[61]} Aparte de esto, no hay nada deseable. Todos nuestros esfuerzos deben tender a ello. Todo lo demás pertenece a la psicología oficial, a la moral, a las religiones, al viento. El mundo va a cambiar. Los Señores saldrán de debajo de la Tierra. Si no hemos celebrado una alianza con ellos, si no somos también señores, nos veremos entre los esclavos, entre el estiércol que servirá de abono a las nuevas ciudades." [iii] 

Volviendo a "The Coming Race", el Vril es presentado por Lytton como una especie de fuerza primordial cuyo manejo exige una destreza que los Vril-ya han adquirido a lo largo de las generaciones. 

En el idioma de los Vril-ya, la palabra Ana corresponde a nuestro plural hombres. An, al singular hombre. La palabra para mujer es Gy y en plural se transforma en Gy-ei. Las Gy-ei no solo son iguales en derechos a los Ana sino que, por lo general, son más fuertes que ellos, más altos y con mejor musculatura. Como si fuera poco, entre este pueblo es la mujer la que corteja al hombre. Eso si, después de casarse, la Gy adopta un papel bastante sumiso. 

Me olvidaba: Los Vril-ya vuelan, gracias a unas alas artificiales. Son vegetarianos y no beben alcohol. 


Físicamente son más altos que nosotros y poseen una rara belleza, en especial caracterizada por un cutis sin arrugas y cuerpos sin el menor defecto. En definitiva, son de una perfección que aburre. Algunos tienen la piel rojiza y otros son “mucho más rubios y con ojos azules; cabello de oro y cutis de color más subido que los individuos del norte de Europa.” 

Políticamente hablando, desprecian la idea de democracia, a la que consideran “el gobierno de los ignorantes o el de las mayorías”. 

En cuanto a su tecnología, además de utilizar al Vril para todo lo imaginable, se sirven de innumerables maquinas manejadas por autómatas (una especie de robots). Por supuesto, el Vril es la fuente de energía tanto de maquinas como de autómatas. 

Los Vril-ya adultos son bastante indolentes y aficionados al lujo y la música. Los que trabajan son… los niños. 

El protagonista y narrador de la novela es alojado en la enorme casa de una familia Vril-ya, compuesta por dos adultos, Aph-Lin y su esposa, Bra, y sus hijos. 

Lo tratan bien...tan bien como a una querida mascota. Así como nosotros podríamos dudar entre diseccionar a una rana o darle de comer y cuidarla como a un juguete simpático. 

Bueno...hay una Gy que comenzó a mirar a nuestro héroe con otros ojos. El problema es que es la hija de sus anfitriones. Esta chica, de nombre Zee, pertenece al Colegio de Sabios y se empezó a entusiasmar con el muchacho. Este se siente levemente preocupado, por dos razones: 

a) A nuestro héroe no le basta con no hacer nada para conjurar el peligro: no olvidar que en esta sociedad las que cortejan son las mujeres. 

b) Los Vril-ya son decididamente racistas: Cuando el protagonista, todo un caballero victoriano, le cuenta a Aph-Lin que su hijita lo mira con ojos tiernos, el papi le suelta este discurso: “considero que has obrado como debías en advertirme. Como tú dices, no esta fuera de lo común que una muchacha soltera tenga gustos, en cuanto al objeto que anhela, que parezcan caprichosos a otros; pero no hay poder capaz de obligar a una Gy a seguir un curso opuesto al que ella misma decida seguir. 

Todo lo que podemos hacer es razonar con ella; pero la experiencia me enseña que es en vano que el entero Colegio de Sabios trate de disuadir a una muchacha en cuestiones que conciernen a su elección en amor. Lo siento por ti; porque tal matrimonio sería en contra del bien de la comunidad; puesto que los vástagos de tal matrimonio adulterarían la raza. Incluso podrían venir a este mundo con dientes de animales carnívoros; lo cual no podría permitirse. Zee, como Gy, no puede ser dominada; pero tú, como Tish, puedes ser destruido. Te aconsejo, por tanto, que resistas sus insinuaciones.” (pag.139) 

Una aclaración, “Tish” no quiere decir “extranjero”, sino que “metafóricamente significaba, “pequeño bárbaro"; literalmente “ranita". Los niños dan este nombre cariñoso a las especies de ranas domésticas, que guardan en sus jardines.” 

¿Un gran chiste o un compendio de claves para iniciados? 

La novela es corta, (unas 50.000 palabras en la edición en castellano) y puede leerse, como mínimo, de dos maneras bien distintas: 

a) Como una sátira darwinista [iv], es decir, como una critica irónica y a veces sarcástica de adonde nos puede llevar la selección natural y la aplicación del principio de “supervivencia del más apto”, en materia social. Lytton nos dice: un día llegará la “raza perfecta” y nos destruirá a todos, sin piedad, porque nuestros errores no nos hacen merecedores de salvación. El autor se muestra bastante irónico con su mundo y, en especial, con las costumbres de los estadounidenses, a quien Lytton presenta, proféticamente, como la futura potencia mundial. 

Al respecto, a través del narrador nos dice cosas como estas: 

“Naturalmente procuré presentar al mundo, del que venía, con los más favorables colores y me referí ligera, aunque indulgentemente, a las anticuadas instituciones europeas, con idea de contrastarlas con la presente grandeza y futuro predominio de la gloriosa República norteamericana a la cual Europa envidiosamente trata de emular presintiendo su ruina.” (44) 

“Afortunadamente recordé en aquellos momentos la peroración, sobre los efectos purificadores de la democracia americana, destinada a difundirse por todo el mundo, de cierto elocuente orador (por cuyo voto la compañía ferroviaria a la cual dos de mis hermanos pertenecían, acababa de pagar 20.000 dólares), terminé repitiendo las entusiastas predicciones sobre porvenir magnífico que la humanidad tenía ante sí, una vez que la bandera de la libertad ondeara en todo el continente y que doscientos millones de ciudadanos inteligentes, acostumbrados desde su infancia a la diaria manipulación de los revólveres, aplicara a un universo acobardado la doctrina del patriota Monroe.” (44 y 45) 

“…Por tanto, es imposible negar que el estado de existencia entre los Vril-ya es, en conjunto, inmensamente más feliz que el de las razas supraterrestres. Tal estado es la realización de los sueños de nuestros filántropos más entusiastas y se aproxima al concepto poético de un orden angelical. Con todo, si reuniéramos a un millar de seres humanos de los mejores y más filósofos de entre las poblaciones de Londres, París, Berlín, New York o Boston, como ciudadanos de esta comunidad beatífica, mi creencia es que, en menos de un año, morirían de aburrimiento o intentarían una revolución, en contra del bien de la comunidad,…” (174) 

Si leemos "The Coming Race" con esta mirada, diríamos que es semejante a “Los viajes de Gulliver” (1726) de Jonathan Swift, es decir, una sátira de la política y sociedad de su época. No olvidemos que Lytton, como dijimos, tuvo una activa participación en la vida e instituciones políticas de su país: En 1831 fue elegido para el Parlamento, en la Cámara de los Comunes, puesto que conservó durante nueve años. En 1852, ya noble, pasó a la Cámara de los Lores. Su carrera política no hizo más que prosperar, llegando a ocupar el cargo de Ministro de las Colonias en 1858. 

b) Como un libro para iniciados, es decir, una obra que cuenta una historia “exotérica” para el gran público, y una historia esotérica para aquellos que tengan un conocimiento previo [v] . 

Para esta forma de entender el libro, tenemos que Lytton le contó al gran publico una fábula utópica, esencialmente una historia de aventuras que transcurre en un mundo desconocido y enigmático, a la manera de un Julio Verne, que en 1864 había publicado “Viaje al Centro de la Tierra”. Para el público en general, sería una novela de aventuras y descubrimiento de civilizaciones perdidas, tan común a fines del siglo XIX y principios del XX. 

En cambio, a los iniciados, el Rosacruz Lytton les transmitió su certeza o conocimiento de que existen seres dotados de poderes sobrehumanos, que nos suplantarán y, eventualmente conducirán a los pocos elegidos de nuestra raza a una formidable “mutación”. Se producirá así el advenimiento del Superhombre, es decir, el paso a una nueva humanidad. 

Estos seres que viven en su reducto subterráneo, serían esos “Superiores Desconocidos” mencionados y anhelados por muchos miembros de sociedades secretas. Todo esto se empalma, por ejemplo, con una antigua leyenda, tal vez originaria del Asia Central. Según la misma, existen bajo la corteza terrestre dos reinos, el de Agartha y el de Shamballah. Para algunos, Agartha es el Reino del Bien y Shamballah el del Mal. Para otros es a la inversa. En el Tíbet, existe una puerta que conduce al reino de Agartha, custodiada por los lamas, así como existen otras supuestas puertas en otras regiones del planeta, como en Afganistán, en las Rocallosas, en el Amazonas y en la República Argentina. 

Años después de la aparición de "The Coming Race", los primeros nazis, los iniciados de Thule, la Sociedad Vril y otros grupos esotéricos más, buscaron desesperadamente la clave de ese poder que aseguraría su dominio sobre el mundo. Algunos nazis pensaban que el Vril era la clave para conseguir lo que llamaban "El Superhombre", es decir, una nueva raza humana, ni más ni menos. 

Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que el autor no parecía muy entusiasmado con la futura “salida a superficie” de esta civilización subterránea. 

En definitiva, el protagonista llega a la conclusión de que los Vril-ya y su sociedad son tan perfectos que aburren…y aterran. Y Lytton se ocupa de destacar esto: 

“En manera alguna, trato, con esta narración, de denigrar a la raza a la cual pertenezco. Por el contrario, he tratado de poner de manifiesto que los principios en que se funda el sistema social de los Vril-ya impide a éstos producir los ejemplos individuales de grandeza humana, que adornan los anales del mundo superior. En donde no haya guerras, no pueden surgir hombres, tales como Aníbal o Washington; Jackson o Sheridan. En estados tan felices que, ni temen peligro alguno, ni desean cambio de ninguna especie, no pueden nacer hombres como: Demóstenes, Webster, Summer, Wendel Holmes o Butler. 

En una sociedad de tal norma moral, en que no hay crímenes, ni tristezas, de las cuales la tragedia pueda extraer elementos de piedad y de compasión, ni vicios manifiestos o tonterías, sobre los cuales la comedia pueda ejercitar su sátira divertida, no hay oportunidad de producir un Shakespeare, un Moliére o unBreecher Stowe. Si bien no deseo hablar mal de mis compatriotas, sobre la tierra, haciendo ver hasta qué punto los motivos, que impulsan las energías; y ambiciones de los individuos, en una sociedad decontienda y de lucha, se amortiguan y se anulan en una sociedad que aspira a asegurar, para todos, la calma y la felicidad, que suponemos ser lote de los inmortales, tampoco pretendo presentar a las comunidades de los Vril-ya como forma ideal de sociedad política, a cuya consecución debamos dirigir nuestros esfuerzos.” (174) 

“Los Vril-ya, al surgir de la tierra, inducidos por el encanto de un cielo alumbrado por el sol, se inclinarían a establecerse sobre la tierra, iniciarían de inmediato la obra de destrucción, se apoderarían de los territorios ya cultivados, sin escrúpulo de ninguna clase, y aniquilarían a todos los habitantes, que resistieran tal invasión. 

Teniendo en cuenta el desprecio que sienten por instituciones tales como el gobierno popular y por el de los habitantes de mi querido país, yo creo que si los Vril-ya aparecieran primeramente en la libre América, como es la porción elegida de la tierra, indudablemente dirían: “Esta es la parte del globo que tomamos. 

Ciudadanos del Koom Posh, dejad lugar para el desenvolvimiento de la raza de los Vril-ya”. (174 y 175) 

“Y cuanto más pienso en una gente que, en regiones excluidas de nuestra vista y consideradas inhabitables por nuestros sabios, desarrollan poderes, muy superiores a nuestros más disciplinados sistemas, con cuyas virtudes nuestra vida social y política resulta más antagónica, a medida que progresamos... más ardientemente ruego a Dios que transcurran muchas edades antes de que surjan a la luz del sol nuestros destructores inevitables.” (187) 

Uno no puede dejar de preguntarse si estas palabras reflejan la opinión y deseos del autor, o son solo un ingenioso recurso para hacer “digerible” la novela para el gran público (una historia exotérica donde el protagonista se identifica con el lector, para “encubrir” el mensaje esotérico destinado a los iniciados). [vi]

Por Jorge Oscar Rossi 
http://veritas-boss.blogspot.com.es/2014/05/la-raza-venidera-de-edward-bulwer.html

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