miércoles, 9 de septiembre de 2015

Monsanto y el affaire Kevin Folta

The New York Times publica un interesante artículo sobre el escándalo Kevin Folta. Por una solicitud a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA) se supo que Folta había recibido 25.000 dólares de Monsanto, a pesar de negar en repetidas ocasiones haber recibido financiación de Monsanto.

Una serie de correos electrónicos, hechos públicos a través de la Ley de Libertad de Información, se recogen en el artículo del New York Times, con un comentario de los editores del periódico. Muchos de los mensajes de correo electrónico se intercambian entre Kevin Folta y Monsanto, así como otros partícipes de la Industria y de relaciones públicas.

Los correos electrónicos muestran que Folta mantenía estrechas relaciones con Monsanto ya desde la primavera de 2013.

En noviembre de 2013, Folta envió un correo electrónico a los empleados de la Empresa de relaciones públicas Ketchum, que controla un sitio web en el que se hace apología de los transgénicos, GMO Answers, dirigido a su cliente, el Consejo de Biotecnología. Con respecto a una próxima reunión con el equipo de GMO Answers, escribió: “Dígales que soy amigo de Ketchum”.

En 2014, Folta escribió a un gestor de Monsanto: “Estoy dispuesto a firmar o escribir lo que usted quiera”.

Después de que Monsanto aceptase la oferta de Folta de 25.000 dólares para su programa de comunicación a favor de los transgénicos, Folta escribe a un ejecutivo de Monsanto: “Les agradezco esta oportunidad y les prometo un rápido beneficio de la inversión”.

Otro ejecutivo de Monsanto dijo que el acuerdo con Folta “supone un acercamiento de terceros para la promoción de los productos que estamos buscando desarrollar [sic]”.

La tercera técnica de relaciones públicas es poner los mensajes de la Industria en boca de terceros, supuestamente independientes, tales como médicos y científicos, porque la gente es más propensa a confiar en ellos.

Folta afirmó estar abierto a dar información sobre sus fuentes de financiación

Folta ha afirmado en repetidas ocasiones estar abierto a dar toda la información sobre sus fuentes de financiación. Por ejemplo, a principios de este año escribía: “La conclusión es que mi Universidad opera bajo la Ley del Sol. Los correos son información pública, del mismo modo que mis fuentes de financiación, mi sueldo, mis niveles de colesterol, y todo lo que se quiera saber acerca de mí”.

Y en respuesta a las especulaciones sobre sus fuentes de financiación, dijo: “Hola, chicos, sólo tienen que extender la mano y pedir… siempre estaré encantado de hablar de esas cosas. Mis investigaciones estánfinanciadas al 100% con fondos públicos, a excepción de una pequeña cantidad que obtenemos por la investigación de la fresa, sobre todo por el desarrollo de los marcadores moleculares, que ayudan a los genes relacionados con el sabor, un programa de mejoramiento a través del cultivo tradicional. No se trata de Monsanto”.

Pero Folta recibió 25.000 dólares de Monsanto, no para investigación sino para divulgación, y esa aportación fue cualquier cosa menos transparente. En la página 104 de los correos electrónicos difundidos se puede leer que Folta trató de ocultar el dinero entregado por Monsanto para que no se le “señalase públicamente”.


GMO Answers

Entre sus labores de divulgación para la Industria de los transgénicos, Folta respondió a las preguntas que sobre los transgénicos se dirigían al sitio web protransgénicos de Ketchum.

Ketchum proporcionaba las respuestas ya enlatadas para transmitirlas a los lectores del sitio web. Folta ya había advertido sobre los puntos preparados por Ketchum en un artículo publicado en Nature: “No sé si los usarán, los modificarán o qué…”.

La secuencia de los correos electrónicos publicados por The New York Times suple los fallos en la memoria de Folta. Los editores del NYT dicen: “Comunicamos al Dr. Folta que hiciera los cambios que considerara oportunos, pero confirmó lo escrito en gran medida”. Dos ejemplos, de que Folta regurgitaba las respuestas que Ketchum le proporcionaba.

Por último, cabe señalar que si bien el NYT intenta establecer un paralelismo entre el dinero recibido por Folta de Monsanto y el Dr. Charles Benbrook, que recibió financiación de la Industria de los productos ecológicos, no se sostiene dicha comparación. El Dr. Benbrook nunca ha negado que fuese financiado o que no tuviese una relación con la Industria de los productos ecológicos. Folta ha negado de manera repetida su vinculación con Monsanto. 
[Comentario de Claire Robinson]

La Industria Alimentaria reclutó a científicos en su batalla a favor de los transgénicos, según se desprende de una serie de correos electrónicos

Por Eric Lipton, 5 de septiembre de 2015 

La Empresa Monsanto sigue aumentando sus ventas de semillas modificadas genéticamente. Pero los Ejecutivos de San Luis están preocupados por las críticas sobre las seguridad de sus productos.

Así que Monsanto, la mayor compañía mundial de semillas, y sus socios de la Industria diseñaron una estrategia de presión y de relaciones públicas para reclutar a un grupo de defensores: científicos que destacasen por su imparcialidad y por el peso de su autoridad, unido a su pedigrí como profesores.

“Profesores, investigadores, científicos tienen un gran sombrero blanco en este asunto y el apoyo de políticos y productores”, dijo Bill Mashek, Vicepresidente de Ketchum, una empresa de relaciones públicas contratada por la Industria Biotecnológica, y que en un correo dirigido a un profesor de la Universidad de Florida dijo: “Seguid así”.

Y la Industria los tiene.

Las Corporaciones han invertido dinero durante décadas en las Universidades para financiar sus investigaciones, pero ahora el debate sobre los alimentos transgénicos ha convertido a la Industria Alimentaria en un campo de batalla, estando en juego miles de millones de dólares. Empresas comoMonsanto se están enfrentando a empresas como Stonyfield Farm de productos ecológicos, y tanto una y otra han contratado a científicos, como se desprende de los correos electrónicos obtenidos a través de laLey de Libertad de Información.

Los correos electrónicos proporcionan una perspectiva poco común de las estrategias y las tácticas empleadas en una campaña de mejora de la imagen que transforma a las élites sumidas en sus torres de marfil en poderosos actores. La utilización por ambos lados de terceros, en este caso científicos, con la supuesta imparcialidad de sus investigaciones, nos ayuda a comprender por qué a menudo la gente se muestra confundida, recibiendo información contradictoria.

La presión se ha intensificado una vez que se ha sabido que el Senado [de Estados Unidos] se prepara para aprobar una legislación que respalde a la Industria, ya aprobada por el Congreso, que prohibiría a los Estados aprobar otras leyes que requieran del etiquetado de los alimentos transgénicos.

Estas presiones ya han generado a algunos importantes beneficios, incluyendo la aprobación por parte de las Agencias federales de Regulación de nuevas semillas transgénicas, después de que los expertos intervinieran en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos a favor de la Industria, como muestran los correos electrónicos.

Charla Lord, una portavoz de Monsanto, dijo que la estrecha asociación de la Empresa con los científicos permitía desmitificar la Ciencia. “Es de interés público que los científicos sean creíbles, no sólo para los consumidores, sino también para otras partes interesadas, como los legisladores y las Agencias de Regulación”, dijo.

Pero incluso algunos de los científicos que en particular han aceptado “subvenciones sin restricciones” o han realizado viajes para presionar a favor de la Agenda de las Corporaciones en el Congreso, dicen que lamentan encontrarse en medio de este fuego cruzado entre ambas partes.

“Si uno anda mucho tiempo con mofetas, al final se empieza a oler como ellas”, dijo Charles M. Benbrook, quien hasta hace poco ocupaba un puesto en la Universidad Estatal de Washington. La Industria de alimentos ecológicos financiaba sus investigaciones y pagó sus viajes a Washington, donde presionó a favor del etiquetado de los alimentos con ingredientes transgénicos.

Por otro lado, la Industria Biotecnológica ha publicado decenas de artículos bajo los nombres de destacados académicos, que en algunos casos habían sido redactados por consultores de la Industria.

Monsanto y sus socios de la Industria también han entregado una cantidad desconocida en ayudas a científicos como Kevin Folta, Presidente del Departamento de Ciencias Hortícolas de la Universidad de Florida, para que colaborase en la “difusión de la Biotecnología… y viaje por todo el país defendiendo los alimentos transgénicos”.

“Esto supone un acercamiento de terceros para la promoción de los productos que estamos buscando desarrollar”, dijo Michael Lohuis, Director de Biometría de Cultivos de Monsanto, el año pasado en un correo electrónico en el que la Compañía consideraba la concesión de una subvención sin restricciones para el Dr. Kevin Folta.

El Dr. Kevin Folta dijo que había considerado esta relación con la Empresa para defender públicamente las tecnologías de modificación genética porque las considera seguras, y que el trabajo consistía en compartir su experiencia. “Nadie me dice lo que debo decir, ni nadie me dice lo que tengo que pensar… lo que digo está basado en evidencias”, dijo.

Pero también admitió en una entrevista que injustamente podría ser considerado como una herramienta en manos de la Industria, y que su Universidad tiene la intención de donar el dinero recibido de Monsanto a un banco de alimentos. “Lo puedo percibir al 100%, y me molesta mucho”, dijo.

Actores en el debate sobre la seguridad

Los movimientos a favor de Monsanto, en alianza con la Organización de la Industria Biotecnológica y la Asociación de Fabricantes de Comestibles, se detallan en las miles de páginas de correos electrónicos que fueron solicitados en un principio por una organización estadounidense sin ánimo de lucro, Derecho a saber, subvencionada por la Industria de alimentos ecológicos.

The New York Times solicitó algunos de estos documentos, y luego tramitó otra solicitud en varios estados para tener acceso a los registros de correo electrónico de los científicos relacionados con la Industria de productos ecológicos.

No hay pruebas de que el trabajo académico se haya visto comprometido, pero los correos electrónicos muestran cómo los científicos han pasado de ser investigadores a actores de los grupos de presión y partícipes en las campañas de relaciones públicas de las Corporaciones.

Esta lucha entre científicos de uno y otro lado no se centra exclusivamente en los temas relacionados con las semillas transgénicas. La lucha está centrada actualmente en la seguridad de los herbicidas utilizados en los cultivos transgénicos. Los defensores de los alimentos ecológicos sostienen que su uso ha aumentado, y que algunos herbicidas pueden ser peligrosos. Las Empresas de Biotecnología dicen que los datos relacionados con el uso de estos herbicidas en los cultivos transgénicos están mal interpretados – y que estos nuevos cultivos, más resistentes a las plagas y las enfermedades, están ayudando a alimentar al mundo.

Hasta ahora, la comunidad antitransgénicos ha estado ganando la batalla de relaciones públicas. Importantes marcas como Chipotle y Cheerios [ no confundir con la marca de Nestlé] están intentado reducir o eliminar los ingredientes transgénicos en sus productos, basándose en un estudio de marketing que señala que esto es lo que quieren los estadounidenses. Esto supone una amenaza para Empresas como Monsanto, que alcanzó el añado pasado unas ventas globales de 15,9 mil millones de dólares.

“La campaña de desinformación en el área de la Biotecnología Agrícola es más que abrumadora”, dijo Yong Gao, por entonces Director de Políticas Mundiales de Regulación de Monsanto, en un correo electrónico de abril de 2013 dirigido al Dr. Folta, en el momento en el que la Empresa empezó a colaborar con él. “Está perjudicando realmente el progreso de la Ciencia y el conocimiento de la productividad agrícola”.

El Dr. Folta es una de los principales defensores de la Biotecnología, de los más agresivos y prolíficos, pero hasta que no se han conocido los correos electrónicos no ha reconocido públicamente sus conexiones con Monsanto.

Tiene un doctorado en Biología Molecular y ha estado investigando sobre genómica de los cultivos de la fresa durante más de una década. Los Ejecutivos de Monsanto se dirigieron por primera vez al Dr. Folta en la primavera de 2013, después de leer su blog en el que hace una defensa de la Biotecnología.

“Apreciamos realmente a los científicos independientes que trabajan en la educación del público”, dijo Keith Reding, un microbiólogo que gestiona las relaciones de Monsanto con las Agencias de Regulación, en un correo electrónico de abril de 2013 dirigido al Dr. Folta.

Una semana más tarde, el Consejo de Información sobre Biotecnología, controlado por BASF, Bayer, Dow Chemical, DuPont y Monsanto, preguntó al Dr. Folta y otros destacados científicos si iban a participar en el nuevo sitio web, GMO Answers, que se creó con objeto de combatir la desinformación existente sobre sus productos. El plan era que los científicos respondiesen a las preguntas del público, por ejemplo, “¿causan cáncer los transgénicos?”.

“Esta es una nueva manera de crear confianza, diálogo y una forma de apoyo al empleo de la Biotecnología en agricultura, que una voz independiente explique qué son los transgénicos”, dijo un Ejecutivo de Ketchum al Dr. Folta.

Pero Ketchum no sólo proporcionaba las preguntas, sino que en varias ocasiones también proporcionó al Dr. Folta el carácter de las respuestas, que luego casi empleó de manera casi textual, algo que ahora dice que fue un error.

“Eso no fue en absoluto correcto”, dijo, y ahora insiste en que él redacta sus propias respuestas.

Kate Hall, una portavoz del Consejo de Biotecnología, dijo que los investigadores tenían libertad para revisar las respuestas, y que el grupo sólo hizo esto en unas pocas docenas de casos, en comparación con las cerca de 1.000 respuestas que se dieron en GMO Answers.

El Dr. Folta, según se desprende del contenido de los correos electrónicos, pronto se convirtió en parte de un círculo de consultores de la Industria, de grupos de presión y Ejecutivos que tramaron una estrategia sobre la manera de hacer frente a los intentos de etiquetar los alimentos transgénicos, y más recientemente, sobré cómo presionar al Congreso para que se aprobase una ley para impedir que los Estados aprobasen leyes en ese sentido.

Si bien el Dr. Folta no recibió personalmente cuantías en metálico, las Empresas de Biotecnología pagaron sus viajes a Pennsylvania y Hawai. “Debo aclarar que no he recibido compensaciones por mis declaraciones”, dijo en la audiencia pública de Hawai, antes de añadir: “Esta tecnología es segura y se utiliza, ya que ayuda a los agricultores a competir”.

El Dr. Folta realizó viajes de forma rutinaria, y encuentros con los opositores a los cultivos transgénicos, dando cuenta de ellos a los Ejecutivos de la Industria que financiaban sus esfuerzos.

“Su correo electrónico me ha alegrado el día”, escribió Cathleen Enright, Vicepresidenta Ejecutivo de laOrganización de la Industria Biotecnológica, después de que el Dr. Folta le informase de la audiencia legislativa de octubre de 2014 en Pennsylvania. “Envíenos todas las facturas cuando usted pueda. No hay prisa”.

En agosto de 2014, Monsanto aprobó la concesión al Dr. Folta de 25.000 dólares para que estuviera más desahogado en la realización de sus viajes para dar charlas y promocionar los productos transgénicos de la Industria.

“Estoy muy agradecido por esta oportunidad y prometo un rápido beneficio por esta inversión”, escribió el Dr. Folta en un correo electrónico a un Ejecutivo de Monsanto.

El Dr. Folta es uno de los muchos científicos de la Industria Biotecnológica que se ha ofrecido para defender y promover sus productos, como muestran los correos electrónicos.

La Compañía, a finales de 2011, dio una subvención por una cantidad desconocida a Bruce M. Chassy, Profesor emérito de la Universidad de Illinois, para apoyar la “difusión de la Biotecnología y otras actividades educativas”, como revelan sus correos electrónicos.

En el mismo correo electrónico en el que el Dr. Chassy negociaba la concesión de la subvención, se dirigía a un Ejecutivo de Monsanto sobre la necesidad de persuadir en el plazo de un mes a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para que abandonase su idea de endurecer la legislación sobre los plaguicidas utilizados en los cultivos resistentes a los insectos.

“¿Existe un plan coordinado para mantener la presión y el énfasis en los intentos de cambiar la directiva de la EPA?”, dijo Eric Sachs, Jefe del Grupo de Asuntos Científicos de Monsanto, en un correo electrónico relacionado con el Dr. Chassy. “¿Ha pensado en crear un pequeño grupo de científicos para solicitar una reunión con Lisa Jackson?”, refiriéndose a la que fuera en su momento Administradora de la EPA.

En una entrevista, el Dr. Chassy dijo que había iniciado su crítica al plan de la EPA antes de que Monsanto le presionase, pero reconoció que el dinero que había recibido de la Compañía le había ayudado a elevar su voz gracias a los numerosos viajes realizados, mediante la creación de un sitio web u otros medios.

“Lo que hace la Industria cuando encuentra a personas que dicen las cosas que les gusta, es que su voz sea escuchada en más lugares y en un mayor número de fuentes”, dijo.

El Dr. Chassy finalmente consiguió una reunión en la EPA, con la ayuda de los grupos de presión de la Industria, y la Agencia finalmente desestimó la propuesta.

En 2013, Monsanto también pidió a David R. Shaw, Vicepresidente para la Investigación y Desarrollo Económico de la Universidad Estatal de Mississippi, que interviniera ante el Departamento de Agriculturapara persuadir a la Agencia que aprobase un nuevo tipo de semillas de soja y algodón modificados genéticamente, desarrollados por Monsanto.

Los agricultores ecológicos se opusieron a esta aprobación, convencidos de que aprobarse las nuevas semillas implicaría un aumento en el uso de herbicidas potencialmente dañinos. Monsanto quería que el Dr. Shaw, a quien la empresa ha ayudado con no menos de 888.000 dólares en becas de investigación para proyectos que ayudó a supervisar, refutase estos argumentos, según muestran los correos electrónicos.

“Nuestra división de Asuntos Regulatorios y Asuntos Gubernamentales cree que es importante que la USDA (Departamento de Agricultura) escuche a personas como usted sobre las cuestiones clave, ya que existe una probabilidad muy alta de que se oigan voces en contra durante esta convocatoria”, dijo en un correo de junio de 2013 John K. Soteres, por entonces Jefe del Programa de Resistencia a las Malezas de Monsanto. “Su voz no sólo representa el punto de vista con una base científica, sino también desde unaperspectiva cuantitativa”.

Dow Chemical hizo algo similar este año, cuando un Ejecutivo de la Empresa recordaba en un correo electrónico al Dr. Shaw el apoyo financiero de la Industria a la Universidad. El Ejecutivo pidió al Dr. Shaw que interviniese ante el Departamento de Agricultura para que aprobase la nueva semilla de algodón transgénica de Dow, que fue diseñada para ser tratada con un herbicida producido por Dow.

Desde entonces se han aprobado las solicitudes de Monsanto al Departamento de Agricultura. EL Dr. Shaw declinó hacer declaraciones. Sin embargo, un portavoz de la Universidad, Sidd Salter, describió al Dr. Shaw como un “investigador con una conducta altamente ética”.

¿Por qué no madres granjeras?

A veces los propios científicos se preguntan si ellos son los mejores defensores de la empresas.

“Lo que esta situación requiere son unos buenos anuncios de televisión en donde aparezcan atractivas mujeres, preferentemente madres granjeras, que expliquen por qué los productos biotecnológicos y los alimentos derivados son los más seguros y más verdes de la Historia de la Agricultura, y dignos de apoyo”,escribió L. Val Giddings, investigador principal en Tecnologías de la Información y la Fundación de Innovación, un grupo de investigación sobre la política alimentaria sin ánimo de lucro con sede en Washington, en un correo electrónico de octubre de 2014 dirigido a un grupo de presión de Monsanto. La Compañía debatía sobre la forma de contrarrestar las campañas a favor del etiquetado en Colorado y Oregon.

El Dr. Folta, incluido en la cadena de correos electrónicos, añadió:

“No podemos luchar contra las emociones con un plantel científico…se necesita una conexión con las mujeres granjeras”, escribió el Dr. Folta a Lisa Drake, de los grupos de presión de Monsanto.

Pero la señora Drake se mostró en desacuerdo con sus argumentos. Monsanto ya había realizado varios anuncios para la televisión en los que aparecían mujeres granjeras. Fracasaron.

“Las encuestas nos dicen que no es algo tan creíble como la aparición de un científico. Sé que resulta difícil de creer, pero he visto las encuestas por mí misma, y esta es la razón para llevar a campañas de la forma en que las hacemos”.

Los correos electrónicos y otros documentos obtenidos por The New York Times del Estado de Washington, muestran que el Dr. Benbrook se ha posicionado como oponente de los alimentos transgénicos utilizando sus propias técnicas creativas, aunque los gastos en grupos de presión y de relaciones públicas equivalen a una pequeña fracción de la cantidad destinada a estos fines por las Empresas de Biotecnología.

La industria de los alimentos ecológicos tiene interés en manifestar las preocupaciones de los consumidores, ya que la Ley federal requiere que cualquier producto etiquetado como ecológico esté libre de ingredientes transgénicos y no producido a partir de semillas modificadas genéticamente. Así que los consumidores que no quieren adquirir productos transgénicos cambien a alternativas ecológicas.

Del mismo modo que las Empresas de Biotecnología, los ejecutivos de la Industria de cultivos ecológicos han considerado que podrían tener más influencia si sus mensajes fuesen transmitidos por científicos.

“Yo soy un hombre de negocios, no un científico. Así que necesito la ayuda de un científico para que lo explique”, dijo Gary Hirshberg, Presidente de Stonyfield Farm, que produce un yogur ecológico, y que lidera los esfuerzos de la Industria a favor del etiquetado, Just Label It.

Por esta razón, el Dr. Benbrook ha servido como Jefe Científico en Organic Center, un grupo financiado por la Industria de Alimentos ecológicos, renunciando a su trabajo en la Universidad.

“He estado trabajando en una organización financiada por la Industria, pero la gente no escuchaba, simplemente”, dijo.

En el Estado de Washington, el Dr. Benbrook obtuvo el apoyo de otras organizaciones, como Organic Valley, Whole Foods, Stonyfield y United Natural Foods Inc. Estas empresas quedaron estrechamente vinculadas en la investigación y defensa, ayudando a que los periodistas publicasen artículos sobre sus estudios, incluyendo uno que establece que la leche ecológica, producida sin ingredientes transgénicos, tiene un mayor valor nutricional.

Al menos en dos ocasiones, el grupo del señor Hirshberg ha financiado al Dr. Benbrook para que viajase a Washington y presionar contra la prohibición federal de etiquetado de los productos transgénicos. Su investigación sugiere que ha aumentado el uso de herbicidas en los cultivos transgénicos, uno de los argumentos centrales de la Industria de productos ecológicos a favor del etiquetado obligatorio.

El Dr. Benbrook, cuya labor de investigación en el Estado de Washington no fue renovada este año, dijo que las empresas de productos ecológicos habían recurrido a él por las mismas razones que Monsanto y otros habían recurrido a la Universidad de Florida o al Dr. Folta.

“Quieren influir en el público. Podrían realizar estos estudios por su cuenta y poner esta información en su página web. Pero nadie les creería. Hay una maldita guerra en torno a este asunto. Y todo el mundo está tratando de obtener el mayor beneficio posible”.

Fuente:


Traducción : Noticias de abajo

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