sábado, 2 de enero de 2016

Pedro Sánchez, acorralado: los viejos rockeros del PSOE apoyan la ‘operación Susana’

Por motivos diferentes, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Alfredo Pérez Rubalcaba se han convertido en tripulantes de la ‘operación Susana’, encaminada a relevar a Pedro Sánchez en el liderazgo del Partido Socialista.

Pedro Sánchez junto a Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, durante la pasada campaña electoral. - Foto EFE

Hasta hace pocos meses, Pedro Sánchez presumía en privado de haber almorzado con Felipe González o de haberse reunido con Alfredo Pérez Rubalcaba. Con el primero lo ha hecho en varias ocasiones antes y después de las elecciones mientras que al segundo le ha solido frecuentar cada vez que se ha enfrentado en la pasada legislatura a Mariano Rajoyen un debate parlamentario trascendente. De José Luis Rodríguez Zapatero se distanció cuando al expresidente le sentó a cuerno quemado que en la sede central de la UGT en Madrid, Sánchez prometiera eliminarel artículo 135 de la Constitución, aquel que con tanto sudor introdujo Zapatero en agosto de 2011 para apaciguar los ánimos de la troika y convencerla de que España, pese a los atropellos del Gobierno de entones, estaba comprometida con la estabilidad presupuestaria. La relación con José Bono ha ido por otros derroteros, pues aunque en el arranque de la carrera de Sánchez para auparse a la secretaría general utilizó como asesor a José Luis Fernández, uno de los principales colaboradores del expresidente castellano-manchego, el líder socialista pronto se dio cuenta de que éste le hacía la cama con Eduardo Madina.
Felipe González, Bono, Rubalcaba y Zapatero se han puesto a favor de la embestida de la presidenta andaluza contra Sánchez

Transcurridos 18 meses desde su acceso a la poltrona de Ferraz, Pedro Sánchez ha podido constatar ahora con amargura como los viejos rockeros de su partido le han dejado solo y se han sumado a la tripulación de Susana Díaz para desalojarle de la secretaría general. Fuentes de su entorno aseguran que aunque Felipe González no quiere mojarse demasiado en la grave crisis por la que atraviesa en estos momentos el PSOE, tiene una opinión muy desfavorable de la gestión que ha realizado Sánchez en este año y medio, aun siendo consciente de que ha tenido que lidiar con problemas que ni él ni Joaquín Almunia, ni siquiera Alfredo Pérez Rubalcaba, se encontraron durante su mandato. La tesis de González se resume en un anticipo que hizo hace ahora poco más de dos años: el Partido Socialista adolece de proyecto claro de país, es víctima de la endogamia y se enfrenta a liderazgos efímeros, condenados a una larga travesía del desierto en la que ni siquiera la crisis económica y el desgaste del Gobierno del PP, le han ayudado a recuperar La Moncloa.

González se ha convertido, con algunos altibajos en su relación, en uno de los principales confesores de Susana Díaz, al igual que el expresidente Zapatero. Este último apostó en julio de 2014 por Eduardo Madina, intentó más tarde no perder influencia en su partido acercándose a Pedro Sánchez después de que éste consiguiera la secretaría general y, finalmente, rompió definitivamente con él al comprobar que no se atrevía a defender su gestión de Gobierno, algo que solo llegó a hacer tímidamente en la pasada campaña electoral. Zapatero llegó, incluso, a participar junto a la exministra Carmen Chacón en la ofensiva que promovió Tomás Gómez contra Sánchez cuando en febrero pasado, éste dio un golpe de mano en el Partido Socialista de Madrid que acabó encumbrando al frente del mismo a Sara Hernández. A Susana Díaz, el destronamiento de Gómez le causó también un disgusto, pues era su principal apoyo en la federación madrileña.

Un hombre de Bono, la sombra de Susana Díaz

Al margen de sus flirteos privados con Pablo Iglesias, que han acabado facilitando el acceso de Emiliano García-Page al Gobierno castellano-manchego, el alineamiento de Bono con la ‘operación Susana’ tiene mucho que ver también, según fuentes socialistas, con el interés en mantener su influjo en el partido, teniendo en cuenta que algunos de sus negocios personales dependen todavía de su agenda de contactos. Eso le llevó primero a apostar por Madina, como ahora lo hace por la presidenta andaluza. El principal lugarteniente de ésta última es Máximo Díaz Cano, natural de la localidad manchega de La Solana, exconsejero de Bono y actual secretario general de la Presidencia de la Junta andaluza. Se ha convertido en la sombra permanente de Susana Díaz, a la que aporta muchas de las argucias políticas que atornillaron a su anterior jefe durante 21 años al Palacio de Fuensalida.

La federación andaluza le dio el triunfo a Rubalcaba frente a Carmen Chacón hace casi cuatro años

Por último, en el PSOE se observan también los movimientos de Rubalcaba como los de alguien que tampoco quiere perder influencia en la organización y coloca su capa según sopla el viento. El antecesor de Sánchez al frente del timón del partido le debe a Susana Díaz haber ganado a Carmen Chacón la batalla que ambos libraron a comienzos de 2012 por la secretaría general. Los votos de la federación andaluza le dieron el triunfo y los favores, recuerdan en Ferraz, siempre se acaban pagando por quienes, además, están acostumbrados a jugar a varias bandas: Rubalcaba también apoyó a Eduardo Madina hace 18 meses en su carrera frustrada por el control del partido que, finalmente, ha acabado dejándole sin un escaño en el que sentarse en el Congreso.

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