viernes, 9 de junio de 2017

Científicos quieren resucitar a los muertos en América Latina

Londres esta devastado. 

Las calles antes llenas de transeúntes ahora están desérticas. Tiendas, centros comerciales, hospitales vacíos, reina un silencio aterrador. 

¿Qué ocurrió? 

Una invasión de no muertos debido a la propagación de un virus que acabó con la mayor parte de la población de Gran Bretaña. 

Un grupo de activistas de los derechos de los animales liberó el virus tras la incursión en un laboratorio de investigación con primates. El virus se transmite a través de la sangre, dejando a los infectados en un estado de rabia asesina permanente. Después de 28 días, el país entero está infectado y sólo sobreviven un grupo reducido de personas que harán todo lo posible para salvar su vida.



Supongo que ya te habrás dado cuenta de que se trata de la sinopsis de 28 días después, la película postapocalíptica británica del 2002 dirigida por Danny Boyle. Pero en ocasiones la realidad supera a la ficción. Ahora una empresa estadounidense llamada Bioquark piensa probar células madre en pacientes con muerte cerebral. El método, que no ha sido probado en animales, se pondrá a prueba en América Latina.

Zombis en la vida real

Los primeros intentos de revivir la gente de entre los muertos están programados para este año. Bioquark, una empresa con sede en Filadelfia, anunció a finales de 2016, que la muerte cerebral no es “irreversible”. Y ahora, el director ejecutivo de Bioquark, Ira Pastor, ha revelado que pronto estarán probando un método sin precedentes con células madre en pacientes en un país no identificado en América Latina, en los próximos meses.

Para ser declarado oficialmente muerto en la mayoría de los países, la persona tiene que experimentar la pérdida total e irreversible de la función cerebral o muerte cerebral. Según Pastor, Bioquark ha desarrollado una serie de inyecciones que pueden “reiniciar el cerebro” y piensan probarlo en seres humanos este año. Sin embargo, no tienen pensado ponerlo a prueba en animales.

Inicialmente, Pastor y su colaborador el Dr. Himanshu Bansal, un cirujano ortopédico, tenían programado el experimento llamado “ReAnima” en la India en el 2016, pero el año pasado el Instituto Nacional de Estadística Médica de la India rechazó la solicitud para realizar dicho experimento. De acuerdo con el protocolo establecido para el experimento, la primera etapa llamada “First In Human Neuro-Regeneration y Neuro-Reanimation” será probado en un único grupo.

Los investigadores tienen previsto examinar individuos con edades cerebrales comprendidas entre 15 hasta 65 años, muertos de una lesión cerebral traumática usando imágenes por resonancia magnética, con el fin de buscar posibles signos de reversión de la muerte cerebral. En concreto, será dividido en tres etapas. En primer lugar, cosecharan células madre de la sangre del propio paciente, e la inyectaran de nuevo en su cuerpo. A continuación, el paciente recibiría una dosis de péptidos inyectados en su médula espinal.

Por último, se someterían a una sesión de 15 días de estimulación del nervio mediante el láser y la estimulación del nervio mediano para tratar de lograr la reversión de la muerte cerebral, mientras que para el seguimiento de los pacientes usarán imágenes por resonancia magnética.

Derechos de los “muertos”

La idea del consentimiento en este contexto es complicada, ya que los pacientes están técnicamente muertos. Sin embargo, la definición de muerte también es confusa. La muerte se confirma cuando el corazón deja de latir en una persona que no responde y no respira. Ahora bien, es más complejo de lo que parece ya que hay formas más avanzadas para mantener el bombeo de oxígeno a través del cuerpo, manteniendo el funcionamiento del tronco encefálico, por ejemplo, mediante un respirador artificial. Esto significa que la mayoría de los países, incluido los EE.UU. y el Reino Unido, identifican la muerte como la pérdida permanente de la función del tronco cerebral.

Dicho esto, las leyes no dicen mucho sobre los derechos de los muertos. Pero lo que está claro es que, si la comunidad científica continúa jugando a ser “Dios” entonces tarde o temprano tendremos un problema, y esperemos que aquellas películas que tanto nos hicieron pasar miedo no se hagan realidad.

Por MEP
Publicado el 08/06/2017

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